Un paseo por la Puglia

La Puglia, ese pedazo de la “bota” que se asemeja al “taco”, bañada por el Adriático de frente a Croacia y el Tirreno del otro lado. Una tierra de ensueño, árida y agreste, de gente amabilísima, de cocina original, de vinos suaves y de paisajes monumentales. Vamos de paseo por una experiencia única en 4























de los lugares que no podes dejar de visitar.
Lecce
Ubicada casi en el centro de la Puglia, elevada sobre una montaña, y con un estilo personal encontramos a la Ciudad de Lecce. También llamada la “Capital del Barroco” por la cantidad y calidad de sus edificios pertenecientes a ese periodo arquitectónico. El casco histórico, casi completamente amurallado, tiene cuatro puertas de entrada y sin lugar a dudas para disfrutar y conocer la ciudad es una obligación alojarse en el casco antiguo o en las calles próximas a el.  Lecce es un excelente punto donde quedarse, si el plan es conocer la región entera ya que desde allí es muy fácil moverse a todos lados atraves de la autopista que hace centro en esta ciudad y se ramifica por todo lados. Tambien es un lugar equidistante entre la mayoría de los lugares de interes.
Nuestro primer paseo nos llevo por la Via Salvatore Trinchese, una pequeña calle que se convierte en peatonal  cuando la demanda de “turistas” lo requiere y que es una combinación entre edificios antiguos y locales comerciales, con marcas como Kiko, Alcott y Zara. Cruzando los boulevares Francisco Dássisi y XXV de Luglio ya nos introducimos en la parte más bonita de la Ciudad que nos llevara recorriendo sus calles intrincadas y sus plazas por un verdadero muestrario de iglesias y edificios  de los siglos XVII y XVIII. No se puede dejar de visitar la Imponente Basilica de Santa Croce un edificio imponente y tan rico en su fachada que lleva un tiempo importante poder observarlo con detenimiento y admirarlo en su total belleza. el Anfiteatro Romano a un costado de la plaza principal es un lugar de paseo y fotografía obligado, sobre todo por sus visuales abiertas sobre otras partes de la ciudad., El Palacio de Gobierno  (Antiguo Palazzo dei Celestini) junto a la Basilica de Santa Croce, es un edificio que tiene salida a dos calles y su ingreso antiguo esta enmarcado en bellísimas columnas, si bien puede parecer  mas simple en realidad no lo es. El Palazzo Zecca, la típica plaza medieval de Sant Oronzo (rodeada ahora de locales comerciales y restaurantes), el Palazzo Giustiniani,otra belleza para regocijarse la vista, la muy bonita Catedral de Lecce y el imperdible Museo Faggiano.  Sin embargo el verdadero placer de Lecce se descubre andando, recorriendo calles, asombrándose de pequeños rincones, de edificios antiquísimos cuidadosamente reciclados, de pequeños negocios preciosamente decorados. En general Lecce no escapa a las características de las ciudades trazadas en el medioevo o los siglos siguientes con calles de recorridos caprichosos que uno imagina solo pueden ser el producto de construir y construir, sin planificación alguna, pero tiene la riqueza de sus edficios que la hacen verdaderamente diferente.
Para alojarse en Lecce hay muchas opciones pero como ya dije lo mejor es hacerlo en el casco antiguo, aunque si estas en auto sea un poco complejo encontrar estacionamiento. Uno de los mejores B&B es el Casa Di Lo Suites. Perfectamente ubicado, al borde del casco histórico, fácil de llegar en vehículo y desde allí un lugar perfecto para recorrer a pie.  4 habitaciones recicladas con exquisito gusto dentro de un edificio del siglo XVIII.
Por la noche la oferta gastronómica es enorme, desde pequeños restaurantes hasta bares y lugar para llevar comida. Dos lugares recomendados, sin descartar ninguno otro sino simplemente por una cuestión de practicidad y oportunidad serian: Doppiozero, un eclectico restaurante y wine bar en una esquina “rebuscada” de la Via Guglielmo Paladini.  La decoración es un detalle superlativo, la variedad de platos es un poco limitada pero esta nutrida con muchos platos locales, los famosos “Orechiette” una pasta con forma de “oreja” típica pugliese, con un ragú espectacular que merece ser acompañado con un vino Primitivo, también local. En el otro “rincón”, sobre una calle lateral Burger House & co ,un genial y riquísimo reducto de comida de medio oriente, riquísimos shawarma, espectaculares platos de cerdo o pollo con salsas agridulce, papas fritas, verduras fresquísimas a un precio sin desperdicio, 3,50 euros. Atendido por amabilísimos Pakistanies (uno de ellos ayudando al dueños, su amigo, me mostro su línea de joyería de venta por instagram mientras me entregaba mis papas con mayonesa)
En resumen, Lecce es una bellísima ciudad, que realmente me sorprendió y “atropello” mi escepticismo a fuerza de hermosos edificios, vida nocturna y una gran ubicación geográfica.
Otranto
Un punto en el mapa, ahí abajo sobre el adriatico, casi en la curva que gira al tirreno. Un par de fotos en internet, algúna referencia en las redes y no mucho mas. Sin mucho más allí partimos, como siempre desde Lecce, por autopista (aunque aun estando en Italia la gente respeta la velocidad máxima y eso nos hace tardar un “poquito” mas de lo esperado.
Una pequeña ciudad  amurallada apretada contra el Adriatico, a 45 kilometros al sur de Lecce (a no engañarse por las distancias que el trafico, como ya dije, es complicado).  Tan solo al llegar ya se respira otro aire, el mar azul profundo, las piedras amarillas típicas de la zona en las que esta construido casi todo, un par de torres de castillo medieval de esas que se ven en las películas, un pequeñísimo puerto con barquitos de colores y gente en las playas de arena fina, una explanada enorme mirando el agua y las calles que se meten en el cuerpo del castillo como si fueran sus venas. Adentro todo es color y buen gusto. Sin lugar a dudas Otranto es uno de los lugares de mejor nivel de Puglia en cuanto a turismo y servicio. Si bien Italia toda se caracteriza por el diseño y la decoración de cada lugar, aquí en Otranto la diferencia está en los pequeños detalles, nada dejado al azar, nada sin atender. A diferencia de otros sitios donde prevalecen los italianos aquí encontramos mucha gente de Francia, Alemania e Inglaterra, demostrándonos que no solo nosotros encontramos motivos para llegarnos hasta allí a descubrirla. Recorrer sus callecitas es un placer para la vista y también porque no decirlo para los sentidos. Hay de todo, desde ropa de diseñadores exclusivos hasta especies y los clásicos vinos puglienses, pasando por los típicos negocios de recuerdos. Hay un sinnúmero de restaurantes y bares, uno más hermoso que el otro.  En nuestro camino por la ciudad, dentro de la muralla, descubrimos una pequeña playa de arena finísima y aguas cristalinas justo al costado de la muralla Este, bajando por una escalera de madera al lado de la Torre Mata y caminando unos metros hacia el puerto. Casi sin gente, bañarse allí y descansar es casi mágico. De un lado los barquitos del puerto y del otro la gigantesca muralla del castillo. Al centro el agua mas transparente y cálida de la zona. La Torre Mata es, como lo dice su nombre, una torre del castillo pero con una peculiaridad, una parte muy importante de ella, ahora exhibida y puesta en valor, estuvo oculta, enterrada, por más de 500 años, lo que la hace actualmente un punto de referencia y visita por la puesta en valor que tiene y lo que se está generando, arquitectónica y comercialmente, a su alrededor.
Después de la playa les recomiendo, por la misma calle de la Torre Mata, el Vicolomato Bistrot. Un pequeño restaurante para hacer una parada  y recuperar fuerzas comiendo algunas de sus exquisitas pizzas o sus platos de mar. Una gran elección con seguridad. De todas formas encontrar un lugar donde comer no es una tarea difícil aquí, quizás lo más complejo sea decidirse por donde hacerlo. La oferta como ya dije es grande y bien diversa, eso si, hay que mirar los precios primero porque a diferencia de otros lugares de Puglia, Otranto puede ser realmente caro.
Gallipoli
En un figurado circuito antojadizo podríamos ir desde Otranto hasta la costa del Tirreno, al otro lado de la Puglia para llegar a Gallipoli en otros engañosos 48 kilometros hasta encontrarnos con una ciudad pequeña pero muy compacta, de casas y edificios relativamente nuevos y un castillo con su casco histórico entrando al mar como una península. Confieso que me costo entender el diseño del casco antiguo de Gallipolli (y quizás aun no este seguro de haberlo hecho) contrariamente a todas las otras ciudades amuralladas que conozco, el castillo, el área fortificada (digamos) protege o envuelve de alguna forma a las viviendas y cuando estamos hablando de una ciudad que da al mar como esta solemos ver las casas de la gente en tierra firme, envueltas por murallas, almenas y cañones. Bueno aquí tenemos una excepción. EL Castillo tiene su ingreso desde tierra firme a donde apuntan y apuntaban sus cañones y protecciones, atrás, sobre el agua, la ciudad, expuesta a quien quiera acercarse a ella por mar. Mientras sigo pensando una explicación e intentando encontrarla sin recurrir a nadie que verdaderamente sepa les cuento un poco mas.
Como siempre lo bueno esta en el casco histórico de cada lugar y Gallipoli no es la excepción.  Es pequeño pero atrapante. Sus calles son laberínticas y casi todo esta sobre las murallas que la elevan y separan del mar, adentro apenas algunas negocios y restaurantes, sobre todo en la popular y movida Via Antonietta di Pace, que la recorre de punta a punta, desde el castillo hasta el otro lado del mar. Gallipoli se ha convertido en los últimos años en un lugar de veraneo y paseo de alto nivel. Para cierto segmento de gente que busca un sur de Italia mas “glamoroso y selecto” tal vez y eso se nota en la noche sobretodo. Es una combinación de buen gusto, gente de alto nivel y experiencias locales que no exageran en lujos innecesarios y entregan precisamente eso, exclusividad con cierto grado de autenticidad.  Hay que darle unas horas para que te conquiste y sobre todo tomarle el pulso al ritmo tranquilo y reposado del lugar. Junto a la muralla exterior esta la playa local “Spiaggia della punta” bajando una explanada larga desde la altísima muralla donde esta la ciudad con arenas finas y un agua tranquila, notablemente transparente y cálida, anuque sea una playa de alguna forma “céntrica” de la que uno podría desconfiar de primera mano, estando en Gallipolli como ya dije, es diferente. Es el lugar ideal para pasar el dia, relajarse al mediodía en alguna de las trattorias cercanas y volver a la tarde a bañarse y ver un atardecer de esos que no tiene igual.
Gallipoli esta en lo que es la famosa Bahia Verde, un rosario de playas de arena y aguas impecables, hay mucho por recorrer pero el consejo seria disfrutar la ciudad sin hacer más que tomar el sol, relajarse en el mar, recorrer sus calles y descorchar un buen “primitivo” combinándolo con un prosciutto crudo mientras atardece y cae el sol.Previo paso por alguno de los pequeños mercados que se esconden en las callejas y uno por mas que quiera no puede volver a encontrar a no ser que deje migas de pan como hansel y gretel o un hilo como en el laberinto del minotauro. Uno de mis lugares preferidos para cenar podría ser, en la muralla y mirando al mar, la Trattoria Scoglio delle Sirene, con platos típicos puglienses y mesas que te permiten disfrutar de la vista y el aire del mar mientras disfrutas de una cena de gran calidad y sobre todo, simpleza, que seria la esencia de este lugar del sur de Italia. La belleza de las cosas simples.

Alberobello
Al norte de Gallipoli, como si estuviéramos cerrando un circulo hacia Lecce se encuentra la ciudad de Alberobello, patrimonio de la humanidad de UNESCO y un lugar único en el mundo. La rareza y la belleza del lugar esta dada por la presencia de los famosísimos “trulli”. ¿No sabes que son? Bien, son pequeñas y antiguas casas que tienen la particularidad de ser casi todas circulares, no tener ventanas y contar con techos de piedras prolijamente ubicadas, sin ningún tipo de pegamento. Estos “trulli”, estas casas, tienen su origen en inmigrantes turcos que se fueron instalando en los campos de la zona para trabajarlos. En esos tiempos los campesinos debían pagar un impuesto por sus casas pero estos campesinos se las ingeniaron para evitarlos, construyendo estas estructuras como si fueran corrales para los animales y depósitos para los granos (por eso no tienen ventanas). Generalmente  ubicaban los animales a nivel del suelo y vivían en un segundo nivel, pero cuando llegaban el cobrador de impuestos… ¡rápidamente desarmaban el piso superior! Lo que entonces desorientaba a los cobradores de impuestos porque en vez de encontrar casas encontraban corrales y depósitos. Ademas de eso en invierno el calor corporal del ganado les servia de “calefacción”.
El pueblo de Alberobello está bastante explotado turísticamente (es único en el mundo por cierto) pero vale una visita para recorrerlo, es hermoso, muy prolijo, con muchos barcitos, negocios de recuerdos y algunos restaurantes, todo en los mismos trulli. Sus calles recorren las casitas de un blanco impecable, se pueden visitar algunos en donde vive gente aun y otros que están ambientados como en el siglo XIX. No se puede circular por el pueblo, en realidad por la zona de los trulli, ya que hay otra parte de la ciudad que se genero alrededor de esta área y que responde a construcciones “normales”, por lo cual hay que dejar el auto en los estacionamientos públicos cercanos e ingresar caminando.

Matera
Otro de los destinos que hace única a esta parte de Italia es la Ciudad de Matera, también , como Alberobello, definida por un tipo especial de vivienda que le dio fama y carácter. EN este caso hablamos de los “Sassi” casas que conforman su casco antiguo pero que tienen la particularidad de estar excavadas en la roca caliza del lugar. Son construcciones antiquísimas, que algunos dicen fueron de las primeras en la península Italiana. Con el tiempo se fueron modernizando y haciendo más confortables aunque en los años 50 el gobierno decidió desalojar a la gente y llevarla a zonas modernas. Sin embargo la población se resistió y poco a poco fue volviendo a sus “Sassi” aunque remodelándolos y mejorando por dentro y por fuera. Este “Regreso” fue hecho trabajando sobre ellos para que tuvieran mejores condiciones de higiene, uno de los problemas esenciales que acarreaban, agua, luz y gas. Esta intervención permitio que se establecieran nuevamente pobladores del lugar y también se desarrollaran alojamientos y comercios allí, ya con una mirada mas comercial e integradora.
En el año 1993 Matera también fue declarada Patrimonio de la Humanidad de UNESCO.
El paseo es corto, pero otra vez vale la pena, como esas cosas que uno “debe” ver alguna vez en la vida y que hacen la diferencia entre estar, pasar y conocer.

Polignano a Mare
Un paseo por La Puglia no estaría completo ,a mi juicio, sin una recorrida por la ciudad de Polignano a Mare. Pequeña y hermosa ciudad amurallada, a la que se ingresa por una de sus antiguas puertas precisamente, colgada sobre acantilados que asoman al adriático. Callecitas, muchos bellos cafes y resturantes, impactantes vistas y una playa (Lama Monachile) única en el mundo, una entrada de mar entre los acantilados que termina en una cinta de arena donde baten las olas una y otra vez. Los acantilados le dan el carácter a Polignano, sin sus vistas, sin sus balconeos el paisaje seria otro y hay que recorrerla para encontrar los miradores que van mutando y brindando imágenes y perspectivas diferentes según el ángulo y la hora del día.
Polignano a Mare es también una propuesta interesante para alojarse, con multiplicidad de Bed and Breakfast, Hoteles Boutique y propuestas similares que combinan atención personalizada y buen gusto en su decoración. La plaza principal de la ciudad es el centro de encuentro sin lugar a dudas y la cita obligada para reunirse por un café o una pasta al dente.
Muy cerca de los miradores a Lama Monachile se puede seguir alguna de sus intrepodas calles descubriendo frases y poemas escritos en las paredes (hay muchos) lo que le da un aire especial al lugar y genera una extraña comunión entre las flores de la primavera, las letras y el mar sonando abajo.
Polignano está al sur de Bari (la ciudad más importante de Puglia) a solo 30 kilómetros y merece ser visitada en un stop camino a cualquier lado, al menos.

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